Hedwig and the angry inch: culto a una obra

Señoras y señores:

Os guste o no… ¡Hedwig!

 

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El 13 de agosto de 1961 se levantó un muro en Berlín. El mundo estaba dividido por una guerra fría y el Muro de Berlín era el símbolo más odiado. Injuriado, graffiteado, escupido. Pensamos que el muro estaría ahí para siempre, pero ahora que ya no está, ya no sabemos quiénes somos. Señoras y señores: Hedwig es como aquel muro. Está en el medio del este y el oeste, de la esclavitud y la libertad, del hombre y la mujer, de la cima y el fondo. Y atrévete a intentar derribarla.

Siempre he dicho que ‘Hedwig and the angry inch’ (John Cameron Mitchell, 2001) me parece una obra adelantada a su tiempo, que no ha transcendido tanto como merece porque vino al mundo en un momento en el que el mundo aún no estaba preparado para ella. Ahora que parece que Hedwig ha vuelto a nosotros, y de la manera que originalmente lo hizo (Hedwig and the angry inch volvió hace un par de años a Broadway y además ganó tropecientos Tony’s), y está empezando a dar que hablar, no podía dejar pasar la oportunidad de compartir con vosotros mi pasión por esta obra, con el fin de despertar en el lector lo que un día esta película despertó en mí.

Conocí a Hedwig gracias a la recomendación de un amigo, y sinceramente, le tengo que estar eternamente agradecida porque el día que yo vi por primera vez esta película mi vida cambió. No demasiado notablemente, no me senté a ver esta película morena y salí rubia perdida, pero ahora que tengo la perspectiva del tiempo que ha pasado desde que eso ocurrió puedo ver y tengo que reconocer que esta película, y el personaje de Hedwig, ha hecho mucho por mí, y tal vez de mí. Tanto es así que el día que por fin me decidí a hacerme mi primer tatuaje escogí un dibujillo de la película para dejar constancia física de cómo Hedwig and the angry inch me había marcado.

Hedwig and the angry inch nace como un musical off-Broadway, estrenado por primera vez el 14 de Febrero de 1998 en el Jane Street Theatre, aunque la “banda” fue anteriormente presentada en un evento transexual en SoHo, petándolo bárbaramente y adquiriendo una legión de fans desde su primera actuación. La historia, por supuesto, había sido escrita por John Cameron Mitchell y la fantástica música por Stephen Trask. Al principio Hedwig no era más que un personaje secundario de la historia de Tommy, el personaje semiautobiográfico al que interpretaría el propio Mitchell, pero pronto se dieron cuenta de que un personaje como Hedwig atraía toda la atención, así que se cambió la obra y Mitchell pasó a dar vida a la maravillosa Hedwig.

El musical fue tan innovador que enseguida encandiló a público y crítica, y pronto llegaron las ofertas para convertir ese espectáculo en una película. Fue finalmente la productora Killer Films quien consiguió llegar a un acuerdo con los creadores del musical, después de que todos los miembros de la empresa fueran a verlo. “Era una obra muy divertida, pero al mismo tiempo muy desgarradora y muy inteligente”, recuerda la productora Katie Roumel. Por supuesto, nadie puso en duda que el director de la versión cinematográfica sería el mismo John Cameron Mitchell.

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EL AMOR

‘Hedwig and the angry inch’ es, sobre todo, una historia de amor, y una historia sobre el amor. Esta película es un monólogo autobiográfico puesto en boca de Hedwig, la protagonista, a quien le gusta contar su vida durante las actuaciones con su banda, “The angry inch”, e introducir así todos los temazos que se canta.

Llegados a este punto, y sobre todo si no habéis visto la película, cabe preguntarse: ¿pero qué coño es esa angry inch de la que tanto se habla? Si alguno de los presentes sabe un poquito de inglés sabrá que angry inch significa, literalmente, pulgada enfadada. ¿Pero qué significado tiene esto, realmente? Tal y como hace la propia Hedwig antes de cantar EL TEMAZO de la película, The origin of love, vamos a rebobinar un poquito en el tiempo.

Hedwig nació en Berlín con el nombre de Hansel y con el sexo masculino. Durante su infancia, su padre, un militar americano (como también lo fuera el verdadero padre de Mitchell) abusaba sexualmente de él, y Hansel, que no era capaz aún de entender ni expresar qué tipo de amor era ese, dibujaba sus ideas en un diario que años después encontraría la ya reconvertida Hedwig y la inspiraría para componer el tema central de este musical.

The origin of love es la canción que explica el origen de la humanidad y sus necesidades. Hedwig mezcla todas las mitologías y todas las religiones para explicar cómo, cuando La Tierra era todavía plana y las nubes estaban hechas de fuego, el ser humano estaba compuesto de dos pares de piernas, dos pares de brazos y dos pares de ojos. Estos seres humanos se dividían en tres “géneros”, los hijos del sol, que eran dos hombres unidos por la espalda, los hijos de la tierra, que eran dos mujeres unidas también, y los hijos de la luna, que eran un hombre y una mujer. Los dioses se dieron cuenta de que estos seres tan complejos eran demasiado fuertes, así que a Thor se le ocurrió la idea de separarlos, y Zeus lanzó sus rayos sobre ellos y los cortó por la espalda, dejando así a los hombres y a las mujeres con solo un par de piernas, un par de brazos y un par de ojos.

Pero estos seres humanos se sentían incompletos, y así tuvo que nacer el amor, una necesidad, un sentimiento que obsesionaba a estos nuevos seres en la búsqueda de su otra mitad, a la que pasaban toda su vida buscando, hasta que por fin la encontraban, y se volvían a unir a ella en un profundo abrazo para hacer el amor. Quizás esta historia os suene familiar, y es que esta canción está inspirada en los diálogos de «El Banquete», de Platón, concretamente en una conversación sobre el amor que da origen a la expresión “amor platónico”.

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Y fue el amor quien dio origen a la pulgada enfadada de Hedwig. Hedwig se enamoró del sargento americano Luther Robinson, su sugar daddy, el hombre que la sacó de su inocente mundo tentándola con dulces golosinas. Pero para casarse con él en el Berlín del Este debería pasar un examen médico completo (esto se hacía para evitar los matrimonios homosexuales), con lo cual tendrá que someterse a una operación de cambio de sexo, que no sale tan bien como Hansel hubiera imaginado, ya que aunque pierde su pene, nunca consigue una vagina, sino un trozo de carne colgante mal rematado por una enorme cicatriz. Su angry inch.

La vida de Hedwig, al menos según ella misma nos la cuenta, está marcada por el amor. Por muchas diferentes formas de amar. En la actualidad, mientras los hechos de esta película se suceden, Hedwig se encuentra obsesionada por la necesidad de perseguir a un hombre al que amaba y que la traicionó de la peor manera posible: no supo aceptarla tal y como ella era y huyó llevándose con él sus canciones. Este es Tommy, a quien Hedwig conoce cuando trabaja como niñera después de que su querido sargento la abandonara. Tommy es una persona muy curiosa y con muchas ganas de aprender, y Hedwig será su mejor maestra, quien le enseñará todo lo que él necesita saber y le dará algo muy importante, que cambiará la vida de este jovencito de Kansas para siempre: un nuevo nombre: Tommy Gnosis.

Tommy Gnosis es ahora una gran estrella de rock que reniega de Hedwig y que no quiere admitir que todas las canciones que le han lanzado a la fama fueron en realidad compuestas por Hedwig. Ella, en su lucha por recuperar en parte el amor de ese chico en parte por ser reconocida como la compositora de sus canciones, se dedica a recorrer los Estados Unidos siguiendo la gira de Tommy y dando un concierto en el bar más cutre y más cercano al gran estadio en el que Tommy Gnosis actúa cada noche.

La persecución de Tommy Gnosis se ha convertido en una obsesión enfermiza para Hedwig, quien arrastra incansablemente a su banda con ella, que ya empiezan a estar bastante hartitos. Este cansancio es notable sobre todo en Yitzhak, guitarrista de la banda y pareja actual de Hedwig, (y, por qué no decirlo, mujer barbuda, un poco como Conchita Wrust pero en roquero) que tiene que ver día a día como, según crece la obsesión de Hedwig por Tommy, su matrimonio va disolviéndose.

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Cuando ya todo está perdido, cuando todas las ilusiones han desaparecido, cuando “The angry inch” ya ha abandonado a Hedwig, ella reacciona. Gracias al amor, o gracias a la compasión, o más bien gracias al conocimiento, al gnosis. Hedwig escucha la versión que Tommy ha hecho de una de sus canciones, en la que habla de ella como la persona excepcional que cambió su vida. Y Hedwig por fin acepta el pasado, lo supera, se despoja de la peluca que se vio obligada a ponerse para convertirse en la estrella punk rock que es ahora, y, la persona que se escondía detrás de tanto maquillaje y tanto postizo, sale de Hedwig para transcender en algo que ya no sabemos qué es, pero tampoco importa.

LA MÚSICA

Hedwig and the angry inch es una banda de punk rock. Hedwig, líder de la banda, se hace llamar a sí misma “una compositora mundialmente desconocida”, y así se presenta en cada actuación en los peores locales de la geografía estadounidense, en los que se hace sentir a Hedwig como ella realmente necesita: extraña, repulsiva, y sobre todo muy enfadada.

La idea de esta banda nace de la tradición neoyorkina que drag queens que hacían actuaciones imitando a ídolos del rock tales como David Bowie, Velvet Underground o Blondie. De hecho, en las primeras actuaciones de esta banda, se tocaron versiones de estos y otros grupos del mismo palo.

Pero todas las canciones que se cantan en la película son composiciones originales de Stephen Trask. Trask y Mitchell se conocieron en un viaje en avión, comentando que no les apetecía ver la película que estaban poniendo, y así nació una amistad fundamentada en la pasión por crear algo nuevo. Stephen Trask fue uno de los componentes de la banda en el musical original y, por supuesto, también lo es en la película, donde interpreta a Skszp, guitarrista y pianista de “The Angry Inch”.

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Para Hedwig, la música es su principal vía de escape. Cada vez que el amor la condenaba, la música la salvaba. Así, cuando era solo un niño y su padre abusaba sexualmente de él, Hansel se pasaba horas y horas escuchando Radio American Forces. Y cuando su primer marido la abandonó decidió que ella podía cambiarse la peluca, ponerse algo de maquillaje y convertirse en una estrella del punk rock.

Cuando conoce a Tommy, amor y música se unen por fin para crear algo maravilloso: juntos disfrutarán de la música, de los grandes ídolos rockeros, compondrán nuevas canciones y soñarán con ser grandes estrellas, cosa que Tommy Gnosis finalmente conseguirá después de haber robado todas las canciones de Hedwig.

Cada una de las canciones que suenan en esta película musical tienen un significado para Hedwig, son una parte de ella. El show de Hedwig arranca con la canción Tear me down, su carta de presentación, en la que se compara con el Muro de Berlín, símbolo de una unidad (Berlín) partida en dos, al igual que Hedwig también está dividida por una gran cicatriz.

Con la canción de Sugar Daddy, Hedwig nos cuenta cómo conoció a su primer amor. Un hombre que conocía cuáles eran los mejores de dulces, y se los puso en las manos a un todavía Hansel, que, después de probar a qué sabía el azúcar, quiso lanzarse a por el sueño americano de la mano de su sargento Luther Robinson.

Angry Inch, en mi opinión, es una de las canciones más dramáticamente divertidas del musical. Comienza con la irónica frase que la madre de Hedwig le dijera cuando anunció que iba a casarse con Robinson: “To be free, one must give up a little part of oneself” (Para poder ser libre, uno tiene que sacrificar una pequeña parte de sí mismo), que hace referencia a cómo Hedwig logró salir de la Alemania comunista: renunciando a su pene. Esta canción cuenta, de una forma demasiado cómica e irónica (porque la ironía es la mejor virtud de Hedwig), cómo fue el trance de someterse a esa operación.

El símbolo de Hedw¡g por excelencia es su característica peluca. Mientras que cuando disfrutaba de la vida de ama de casa americana solía lucir una peluca más clásica y aburrida, cuando su marido la abandona decide ponerse la peluca rubia que luego la caracterizará y tomar así las riendas de su nueva vida. Todo esto lo canta la propia Hedwig en su canción Wig in a box.

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Tomar las riendas de tu propia vida no es siempre tan fácil como parece. Para poder vivir por sí misma, Hedwig tuvo que trabajar como niñera y prostituta, al mismo tiempo que formaba su primer grupo de música en Kansas Junction. A esta ciudad le dedicó la canción Wicked Little Town, aunque esta canción lo que realmente viene a significar es el amor entre Hedwig y Tommy. Gracias a esta canción Tommy descubre que Hedwig está enamorada de él, y gracias a esta canción, cuando Tommy la canta al final del musical, Hedwig comprenderá que él la amaba y está arrepentido por lo que hizo, pues ahora comprende todo lo que Hedwig significó para él.

Probablemente el número más fuerte del musical sea el momento en el que suena Hedwig’s Lament y Exquisite Corpse. (No enlazo las canciones adrede. Si no habéis visto esta película, no voy a estropearos el poder ver y escuchar esto por primera vez, y si ya la habéis visto, estoy segura de que podéis recordarlo). Hedwig ha tocado fondo, se siente desesperada y canta que, aunque ha luchado mucho para seguir adelante, siempre acaba deprimida, como lo está ahora mismo. Hedwig se siente físicamente destrozada, cortada en partes, siente que ya no es ella, pues esas partes ya no le pertenecen, son de otras personas que se las han ido quitando a lo largo de su vida. Ya no queda nada de Hedwig. Con Exquisite Corpse estalla la locura que atormentaba a Hedwig dentro de sí, destruye todo lo hay a su alrededor, se destruye a sí misma, se muestra tal y como es, y, nuevamente, escapa.

El musical se cierra con una preciosa canción llamada Midnight Radio, en la que Hedwig recuerda aquellos días de su infancia de escuchar incansablemente la radio americana. Esta canción está dedicada a todos estos extraños rockandrollers que inspiraron a la propia Hedwig, a quien les pide que aguanten y que sigan adelante.

LA IDENTIDAD

¿Y, quién es Hedwig, al fin y al cabo? Aunque ella se presente como el nuevo muro de Berlín, una persona muy difícil de derribar, pronto veremos que todo eso no es más que la máscara en la que su verdad se refugia. Hedwig es una mujer provocadora, irónica, casi hiriente, cuando está en el escenario, cuando posee la fuerza que le da su peluca rubia, cuando canta, cuando siente, por un momento, que es la estrella que siempre ha soñado ser. Pero gracias a su monólogo y a sus canciones vamos descubriendo poco a poco que detrás de ese muro de Berlín que ella dice ser, hay mucha historia, muchos significados.

Como ya sabemos, Hedwig nació siendo un varón, y gracias a la historia que por las noches le contaba su madre sobre el origen del amor, Hansel se obsesiona con la búsqueda de su otra mitad hasta que por fin, la encuentra. Pero para poder unirse a él deberá someterse a un cambio de sexo fallido que será un punto de inflexión tremendo en su vida, un cambio físico y mental, un trauma. Un rastro físico de algo que ella ya había sentido anteriormente: ella era ahora una persona completamente diferente a las demás. Ya no era un hombre, pero tampoco era una mujer.

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Siempre ha existido una corriente, quizás anteriormente más underground aunque ahora, por fortuna, cada vez tiene más visibilidad, que ha defendido la elección de la identidad sexual y, aunque no sea lo mismo, pero se le parezca, el derecho al transgénero. Estas ideas empezaron a impactar de una manera más visible en la sociedad neoyorkina de los años sesenta con las primeras revoluciones de homosexuales y transexuales que dieron lugar a lo que hoy conocemos como el Orgullo Gay. A raíz de esto, los colectivos LGBT empezaron una dura lucha por sus derechos que aún hoy no ha terminado. El musical Hedwig and the angry inch fue inspirado por la labor de estas personas, y Hedwig es un símbolo de esa lucha.

Hedwig ha pasado toda su vida tratando de identificarse, intentando entender qué era, luchando por sentirse completa, buscando obsesivamente algo que parece que nunca le llega. Toda su rabia interna, aunque también su pasión, su compasión y sus ganas de amar, la expresa a través de su música, lo que la convierte en una verdadera estrella punk, al ser una persona fuera de lugar, rebelde, pero sobre todo en una misfit.

En la actualidad Hedwig se encuentra obsesionada con ser una estrella del rock. Después de haberlo perdido todo, ahora que ya ni siquiera se siente ella misma, lo único que le queda es su música y quiere el reconocimiento que cree que le pertenece. Por fortuna para ella, lo que para muchos supondría una dura experiencia, a ella le salva la vida: gracias a un accidente de coche, la prensa musical, que tanto había alabado a Tommy Gnosis por sus canciones (que son realmente las de Hedwig) descubre que Tommy y Hedwig realmente sí se conocen, lo que supondrá un cambio radical en la carrera de Hedwig, que se convierte, por fin, en una gran estrella.

Pero parece que, en el fondo, eso no es lo que Hedwig quería. Hedwig sigue queriendo a Tommy. Y esa ansiedad de no poder alcanzar nunca lo que persigue la lleva a arrancarse a Hedwig, a un momento de locura en el que por fin estalla la persona que realmente es. Es el último conflicto entre ella y su otro yo, y esta vez es algo personal. Hedwig se enfrenta a todo lo que le atormenta, rompe con todo, pero renace.

Renace gracias a la música de Tommy Gnosis, a su propia música, a ese dolor al que llamamos amor, y por primera vez que quita la peluca, se arranca la ropa, se saca el relleno del sujetador y se muestra tal y como es: una persona, por fin, completa. Por encima del bien y del mal, de lo masculino y lo femenino, como una nueva deidad.

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Este artículo fue escrito para El club de los cinéfagos muertos y publicado el 15 de junio de 2014.

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