Parezco una aspirina, para todo valgo.
No contenta con atiborrar las redes sociales (en especial Twitter e Instagram, donde más alegremente me muevo), he tomado la decisión de dar la cara en YouTube, un lugar en el que, pese a ser campo de cultivo de los auténticos virales del siglo XXI, siempre me he movido con dificultad.
Aunque pudiera parecer todo lo contrario, la tecnología nunca ha sido lo mío, hacer el más mínimo trabajo a través de un ordenador me cuesta horrores, y muchas veces he deseado la muerte antes de seguir trabajando en un PowerPoint, así que podéis imaginar el reto tan grande que esto ha supuesto para mí.
Por mucho que ame lo audiovisual, que me declare fan fatal del cine, tengo que ser consciente de mis límites: no sé hacer cosas guays con una cámara ni montarlas como Dios manda. Pero seguramente Paulo Coelho hubiera querido que yo hubiera tenido el impulso de luchar contra mis limitaciones para alcanzar la verdadera vergüenza ajena y ni corta ni perezosa me he lanzado a la creación de mi propio canal de YouTube, que podéis visitar pinchando este enlace.
No dudéis en visitarlo y suscribiros si queréis ver de primera mano los delirios de una mujer que ya no sabe qué hacer para llamar vuestra atención y volverse rica de la noche a la mañana.
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